Mauriceando.

miércoles, 19 de febrero de 2014

No somos honorables

No somos honorables. Legislamos guerras de hormigas. Nos gusta comer lengua frita de dragón. Obligamos a los sastres a que nos hagan trajes invisibles. Bajamos gobiernos socialistas. Somos bulis con los ángeles. Adoramos lo ilegible. Plagiamos constituciones. Hacemos publicidad para los coches. Psicotizamos en los almuerzos familiares. Vomitamos grumitos blandos de vómito. Nos limpiamos las axilas con los cepillos dentales de nuestros hijos. Apadrinamos asesinos. Atacamos con pimienta a las personas en los teatros. Somos indoctos y degradados. Somos pésimos nacionalistas. Pésimos maestros. Pésimos mariscales. Pésimos millonarios. Nos colgamos de los postes condenados. Carecemos de identidad reconocible. Quemamos los parques. Mestizos y ecofanáticos. Asimétricos y sin garantía. Santos y usureros. Esnobs y cantonales. Nos acomodamos en los castillos de la puerilidad. Temblamos ante un gato. Nos encantan las termitas. Creemos en la selectividad de los genomas. Nos siguen huestes de asesinos. Averiguamos cosas de la gente. Nos metemos en broncas con los bouncers. Carecemos de criterio. Gastamos mucho dinero en los burdeles. Tomamos guaro malo. Tenemos paludismo. Nunca leímos a los filósofos romanos. Aplastamos a la clase media. Nos adueñamos de las democracias. Nos gustan las tachas. Tenemos tachas. Poblamos las penitenciarías. Nos odian en los reformatorios. Morimos de úlcera en los internados. Somos los meros buenos. Los menos honorables. Y no somos honorables.