Mauriceando.

miércoles, 10 de abril de 2013

Justicia y liderazgo


Que el juicio de Ríos Montt no agote la esfera de las transgresiones ocurridas en la guerra no quiere decir que sea ilegítimo.

La especialización en sí misma nada tiene de malo. El que nos ocupa es un juicio específico que no puede ser juzgado como juicio total. Su naturaleza no es omniabarcante, y eso no lo hace defectuoso. Ello no quiere decir que no pueda –y deba– ser complementado por otra clase de procesos, que vayan tejiendo un metamarco formal y jurídico de rendición de cuentas, y evalúen, desde la ley concreta, las realidades morales de la guerra, en todas sus manifestaciones. Esta ampliación se irá dando en la medida en que vayan sumándose los liderazgos adecuados. Para mientras, lo ideal es que al juicio presente no se le invente un nivel de responsabilidad de conjunto que jamás ha presumido tener, para luego, desde ese status imaginario, desacreditarlo.

Que se enjuicie a los guerrilleros, muchos piden. Si en verdad es lo que quieren, entonces que activen sus propias estructuras de asertividad legal para conseguirlo. En las condiciones presentes, no pueden pedir a sus émulos políticos que absorban una agenda jurídica que no les compete –cuando, en la lógica de la especialización, a quienes les compete es a ellos mismos. 

Verdad es que mientras hacen estas teatrales reclamaciones, los otros ya tienen sentado al militar en el banquillo desde hace semanas, y quizá años. Al final ésta no es una mera competición de visiones ideológicas: es, muy puntualmente, una competición de liderazgos. La voluntad, los recursos, las conexiones, el carisma, la postura tecnocrática y activismo son elementos cruciales.