No estoy exento de ir a empotrarme cinéticamente
contra un poste, queda en las probabilidades que una de estas mañanas me
descubra un bulto alegre y sutilísimo en el escroto, o a lo mejor alguien decida
meterme un par de tiros –poc poc– al momento de huevearme el celular. La vida
es alacrana, tiene un argot a veces violento. Pero en esta tarde pre–verano todo
esto tan paniqueante no me da pánico. Últimamente todo lo estoy viendo
transparente. Digamos que no tengo ningún problema con el 2012, no me molesta
para nada que esté regido por el signo del dragón –mi signo– y no me irrita
particularmente que en unos meses cumpla diez años de no levantarme de goma (la
vida es demasiado corta para estar de goma, dice Lama Ole). Quién quita y hasta
me termine iluminando.