Mauriceando.

viernes, 22 de julio de 2011

Hacia una espiritualidad laica

Traer a la ecuación electoral a Dios no es un acto iluminado sino de llana presunción. Cuando Rumi habla de Dios y cuando Patricia de Arzú habla de Dios, ¿hablan de lo mismo? Creo firmemente en el estado laico. Con lo cual no quiero decir que haya que sacar la espiritualidad del discurso estatal, como en la época cretina de los liberales: se trata de erigir, más bien, una espiritualidad laica.La pregunta es: ¿cómo vamos a llevar lo sagrado a nuestras prácticas de estado sin importar categorías particulares de ninguna religión, aunque sea la propia? Un modelo seguro de espiritualidad laica es el modelo de los valores. Harold Caballeros, antes figura religiosa, lo entendió suficientemente bien. Pero es un modelo muy incompleto. Hoy en día, hay esfuerzos muy sutiles de establecer un mapa de lo trascendente, inspirado en los legados de las grandes tradiciones espirituales pero a la vez radicalmente desprendido de éstas. También se busca crear un marco verificable de relación con la consciencia –una ciencia de la consciencia– así secularizándola sin negar por ello sus aspectos transpersonales. Algún día –si no nos cometemos la estupidez de destruirnos antes– todos estos esfuerzos llegarán a la arena política, y con un poco de suerte habrán de transformarla.