Mauriceando.

jueves, 24 de marzo de 2011

La orgía onírica

La culpa de nuestros estados emocionales no la tienen los estados ni los gobiernos, sino cada cual. Y cada cual debe hacerse responsable de su propia vida vómito. Es inmaduro echarle la culpa a los políticos por lo que somos, pues no somos en base a lo que éstos hacen o dejan de hacer. Todo eso es una superstición moderna, agregada a esa otra superstición premoderna que es Dios. Ambas ilusiones las inventamos para no hacernos cargo de nuestras propias deposiciones y poder destructivo, para perpetuar la orgía onírica. Ni Dios ni el Estado existen, salvo en sueños. Esta ira que sientes no te la introdujo mágicamente Sandra Torres en tu sistema de realidad; es tu ira y de nadie más, tú mismo te la metiste rectalmente mientras leías el periódico delante de tus hijos y tus perros. Incluso los peores vampiros son unos caballeros, y no entran a tu casa a menos que los invites. No me hables de sociedad cuando tu mente es una guerra civil, una colisión de mil aspectos sangrientos. No me hables de indignación mientras tu neurosis te está arrullando. No hay agresión que sea comestible y quite el hambre a los niños–costilla.