Mauriceando.

viernes, 21 de enero de 2011

Piratas

Hay siempre como mil: los vendedores de pelis piratas. Muchos son indígenas, pero ya urbanos, ya ellos lazarillos. Son lazarillos de la era devedé. Hay un placer: el de verlos sacar más y más películas de su mochila que va full. Algunos son rectos, y te dicen cuando las copias son una mierda; otros, más lazarillos aún, te mienten locamente: “Puro dividí, puro dividí”. No tengo ningún problema con comprar licas piratas, porque creo lo suficiente en la piratería. Hay quien se ha puesto a vender algún libro mío vía internet, sin que yo reciba por ello un centavo (y no importa. Yo maté al escritor profesional, el que menudea regalías). Me dan risa los anuncios antipiratas de Cinépolis, que dan audiencia a un moralismo rapaz. Vivimos en un país en donde las mujeres aparecen baleadas con una bolsa en la cabeza. Entonces que me hagan el favor.