Mauriceando.

miércoles, 16 de junio de 2010

En Sophos

He ido a Sophos por la tarde, a reunirme con Luis el de la Catafixia, para que me entregue mis veintitantas copias de Los falsos millonarios. Llegué bastante antes de la cita, y me puse a leer a Lama Zopa, arrellanado en uno de los sillones de la librería. Tuve la oportunidad de felicitar a Philippe por el nacimiento de su hijo. Se me acercó Javier Mosquera –a quien no supe reconocer, siempre olvido los rostros, lo cuál es un bochorno, ¿sí sabés quién soy?, es la pregunta inevitable que surge cuando los que me saludan se dan cuenta que no tengo una puta idea de quién son– y me invitó, Javier Mosquera, a llegar a una universidad –¿cuál?, no recuerdo– para ir a hablar a sus alumnos o los alumnos de alguien. En fin, como se dan cuenta, no soy bueno para los detalles ni para los rostros. Soy un hombre Abstracto. Un Olvidadizo. Pero no un Serote, creo. Al rato llegó Luis el de la Catafixia y ya nos pusimos a tomar un café y a hablar –entre otras cosas, de Ramírez Amaya, de Aníbal López, de Estuardo Prado, nuestros drogadictos ilustres. Por allí pasó Luis Alejos –delgadito– que justamente hoy presentó un su librillo de poemas, Retiro. Con Luis Alejos vimos alguna vez en su casa The Deer Hunter. Pero él mismo no es ningún cazador de venados: como yo, está en el rollo de los derechos de los animales. En fin, justo antes de que empezara la presentación, me fui a la verga –por principio no voy a presentaciones de libros. Es cierto que fui a la presentación de mi propio poemario la semana pasada, pero eso es un toque de etiqueta mínima nomás para con la editorial y Luis y Carmen los de la Catafixia, cuyo esfuerzo es heroico. A todo esto, unos talegazos de agua. Diez mil junios yéndose por las alcantarillas. CL6 me pasa a buscar a Fontabella.