Mauriceando.

viernes, 13 de mayo de 2016

Mi padrastro se ha caído


El otro día me contó mi mamá mi padrastro, se había caído de las escaleras. Con la cual ella se fue dando cuenta de eso que yo le venía diciendo desde hace un rato: que esa casa no era del todo apropiada para un hombre ciego. Es una casa con toda clase de desniveles, realmente un dibujo de Escher. Pero él, por supuesto, no quiere mudarse. Y realmente lo comprendo. Cuando un anciano ciego tantea los muros de su casa, lo hace en búsqueda de una dirección física –la mano como instrumento geomántico– pero también es la búsqueda de un pasado, cuyas formas mueren.