Mauriceando.

lunes, 8 de octubre de 2012

La ruina que vino a Sara que sonríe de último

Por motivo de un lapsus por completo inocente e involuntario, pero simultáneamente muy estúpido, puse en mi bibliografía que tengo escrito un cuento llamado Sara sonríe de último, cuando más bien el cuento mío se llama La ruina que vino a Sara

Sara sonríe de último es un libro de Víctor Muñoz, gran escritor guatemalteco. Por supuesto, no tengo ningún cuento con ese nombre, porque si de una cosa yo me puedo preciar es de no tener la fatigada moral de un Bryce Echenique, que anda en un clavo de la gran puta por razones de plagio, hasta donde mi entramado neuronal consigue entender. 

Yo no practico el plagio, aunque de hecho sí creo en la intertextualidad, en el pastiche,  y en el guiño. De hecho, La ruina que vino a Sara es un título que referencia –y reverencia– uno de Lovecraft (The doom that came to Sarnath), archifamoso. La alusión no puede ser más explícita. 

Pues bien, decía yo que se me deslizó el nombre del libro de Victor Muñoz –por demás, genial– en mi bibliografía, y siendo ésta la misma bibliografía que he puesto en muchos de mis blogs y enviado a tantísimas personas a lo largo de los años, esta información errada se ha venido viralizando, muy cretinamente. La web es como un cuarto de espejos: todo se multiplica ad nauseam. Procuraré ir corrigiendo el error, bodrio, hasta donde se pueda. 

Si no hubiera sido por el escritor Julio Calvo ni siquiera me hubiera dado cuenta. Pero me lo hizo saber en una mesa redonda en donde coincidimos para hablar de la antología de Alfaguara, Ni hermosa ni maldita. 

Por cierto que La ruina que vino a Sara fue incluido en esa otra antología llamada El Arca, Bestiario y ficciones de treintaiún narradores hispanoamericanos

¿Qué más? Mis disculpas a Víctor Muñoz, quien además de ser uno de los escritores guatemaltecos más enteros y fenomenales que hay, es un tipo muy de a huevo.