Mauriceando.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Sueños imposibles

Menos mal que no tengo esa relación patológica con la política que observo en algunos de mis congéneres (postean crepuscularmente decenas de posts de indignación, es inacabable). Yo no desperté con esa goma postelectoral; fui a votar, pero no me fui a poner a verga de elecciones. La política es la peor mentira, basada en la idea ilusoria de que las cosas tienen solución, que podemos controlar el curso de la historia, pero ese control en el cual invertimos toda nuestra energía nace de un error cognitivo y una voluntad enferma, y presupone una megalomanía cósmica que lo termina empeorando todo, porque distrae nuestra sensibilidad de los requerimientos auténticos de nuestro entorno. La naturaleza de la realidad condicionada es su resistirse a todas las formas, inclusive las formas bellas de la democracia y la gobernabilidad, sueños imposibles. Lo cual no quiere decir abandonarse, y abandonar el mundo. Porque ese abandono, ese pesimismo no es sino otra estructura, otra compulsión de seguridad, otro modo de entibiarse, de engusanarse. Por supuesto que se precisa tener opiniones, y generar acción. Pero el punto es aprender a servir la realidad sin expectativas ni ideales. Y no agarrarla contra nadie. Que las cosas no funcionen no es culpa de equis o de zeta; es la naturaleza misma del cosmos. Es infantil pedirle a los políticos que nos compongan el universo y el país. La falibilidad es la característica radical de la existencia. ¿Qué sentido tiene elevar nuestra confianza o desconfianza hacia partidos, programas o figuras?