Mauriceando.

lunes, 9 de septiembre de 2013

Cierta ceremonia, y mucha tozudez


Sobre todo, a uno le gustaría estar solo. De allí que, cuando es invitado a una mesa redonda en el propio país, o en un país vecino, uno declina, amablemente. Ese calor de los amigos literatos fundiéndose en un mismo abrazo concurrente, esa alegre solidaridad campesina y literaria, esos buenos ratos panorámicos en festivales, ferias y otros corrales literarios, uno los ha evitado con cierta ceremonia, y mucha tozudez.